- Y el latido de tu corazón -continuó, más serio pero aún sonriendo un poco-. Lo considero el sonido más maravilloso del mundo. Estoy tan sintonizado con él, que juraría que puedo oírlo desde kilómetros de distancia. Pero nada de eso importa. Esto -dijo, tomando mi rostro entre sus manos-. Tú. Eso es lo que yo quiero. Siempre serás mi Bella, sólo que un poquito más duradera.
Suspiré y dejé que mis ojos se cerraran satisfechos, descansando allí, entre sus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario