8 de junio de 2012

Disfruta, que la vida pasa y no vuelve


Yo soy de las que piensan que a veces, lo mejor que podemos hacer es pensar que, desgraciadamente, siempre habrá gente que esté peor que tú. 

Hay veces que no vemos las cosas precisamente blancas, ni grises, sino negras, que no vemos esa luz al final del túnel y nos perdemos con ello. Que somos negativos, pesimistas, que pensamos que no hay nada bueno en nuestra vida, ni siquiera nosotros mismos, no nos apreciamos, no nos valoramos, no nos queremos. Sentimos que no servimos para nada, y hasta incluso deseamos quedarnos dormidos para siempre, soñando, sin querer despertar, sin querer enfrentar la realidad.

Lo que quiero decir con esto es que, si en momentos como esos piensas que, desgraciadamente, siempre habrá gente que esté peor que tú, puedes valorar las cosas buenas que tienes, y darte cuenta de que no todo es tan negro, ni tan malo, que no se va a terminar el mundo, y que en esta vida todo tiene solución excepto la muerte.

Por desgracia existen personas con enfermedades, como puede ser el cáncer, o personas condenadas toda su vida a una silla de ruedas. Personas que tienen que depender de otra persona o de un aparato porque su discapacidad les impide valerse por ellos mismos. También hay personas que sufren la pérdida de un ser querido, como puede ser una madre, un padre, o un hermano; o una madre que pierde un hijo. O simplemente, personas que no tienen hogar, que no tienen familia, que no tienen comida, ni agua. 

Pues a pesar de saber la existencia de esto, nosotros nos seguimos amargando la vida por tonterías, o por cosas que con el tiempo tienen solución.

Lo que tenemos que hacer es quedarnos con las cosas buenas, valorarlas y disfrutar de ellas, porque el tiempo pasa y no vuelve. Y las cosas malas... Las cosas malas no pueden poder con nosotros, tenemos que pisarlas, dejarlas atrás y seguir adelante, porque si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará. Tenemos que luchar y sacar la parte positiva de todo. Tenemos que animarnos, o dejarnos animar y apreciar por las personas que nos quieren. No podemos encerrarnos en nosotros mismos. Todos caemos alguna vez, pero eso no sirve, lo que sirve es caerse y luego levantarse.

Es verdad que en este mundo hay gente más afortunada que otra, pero cada uno tenemos que aprender a vivir con lo que nos toca. Tenemos que pensar que si algo puede salir bien, saldrá bien, que nadie dijo que la vida fuera fácil, pero somos nosotros quienes la construimos, y yendo por el camino oscuro no se consigue nada. Tenemos que disfrutar de lo que nos hace feliz, tenemos que saber valorar las cosas buenas que tenemos, por poco que sea, y ahí es donde está la verdadera autenticidad de las personas, porque, no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

  R.

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